miércoles, 8 de noviembre de 2017

El dinero



Durante toda nuestra vida se nos ha dicho e incluso se nos ha inculcado que, entre más dinero tenga, mejor persona serás; cuestión que claramente es una total mentira. Siguiendo el estereotipo de lo que la sociedad marca como una persona “buena”, podemos decir que no es clasificable dependiendo de cuántos ceros tiene su cuenta bancaria, sino de la calidad humana que se tenga hacia sí mismo y hacia los otros.

Actualmente vivimos en un modelo económico  en el que se le da más importancia al dinero y a lo que éste puede comprar, nos llenamos la boca diciendo que somos buenas personas porque donamos para tal o cual institución altruista; pero esto no es más que una influencia del mismo capitalismo en el que vivimos y de las voces de aquellas personas que quieren sentirse mejor consigo mismas creyendo que con el dinero pueden lograr todo el “bien”.


Algo que si es cierto es que el dinero es un recurso que todos poseemos, ya sea en menor o mayor cantidad que otros y, de una u otra manera, siempre tratamos de utilizarlo para cubrir nuestras necesidades básicas tales como transporte, vivienda, alimento, educación, etc. Pero de aquí surge un conflicto de intereses y prioridades según nuestro estatus social, porque ¿hasta dónde las cosas dejan de ser una necesidad para convertirse en un capricho? La humanidad, como ser social buscará siempre satisfacer sus “necesidades” más libertinas y, ¿cuál es la mejor manera de cubrirlas? El dinero.

El dinero, originalmente considerado el medio ahora es, incluso, el motivo. De manera equívoca hemos ligado la riqueza con la inteligencia, pues si se tuvo la posibilidad de hacer riqueza es porque se tiene el intelecto para ello, ¿no? 

Fue Shakespeare quien dijo en El timón de Atenas:

“¡Oro!, ¡oro maravilloso, brillante, precioso! […] Un poco de él puede volver lo blanco, negro; lo feo, hermoso; lo falso, verdadero […] ¿Por qué? Esto va arrancar de vuestro lado a vuestros sacerdotes y a vuestros sirvientes; este amarillo esclavo va a atar y desatar lazos sagrados".



Reflexionando tras esta cita, podemos ver cómo, desde tiempos inmemorables, se ha catalogado que las personas cambiamos cuando tenemos un poder adquisitivo mayor. Muchas personas, al pasar de una clase social media o baja a una alta, cambian sus costumbres, su esencia como tal e incluso puede llegar a considerarse mejor que los demás miembros de la sociedad con los que antes se codeaba.

Hoy en día genera tanta codicia y envidia ver cómo alguien tiene más que nosotros que puede llegar a existir el sentimiento de envidia y enojo, sin embargo no hay que dejar de pensar en que al final el dinero, la cantidad de ceros que haya después de un número en una cuenta bancaria, no determinan qué clase de persona somos pues no hacemos más que crear una pantalla para los demás.

Coloquialmente se dice que “El dinero posee la propiedad de comprarlo todo” pero… ¿hasta qué punto es cierta esta afirmación?





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