Durante toda
nuestra vida se nos ha dicho e incluso se nos ha inculcado que, entre más
dinero tenga, mejor persona serás; cuestión que claramente es una total
mentira. Siguiendo el estereotipo de lo que la sociedad marca como una persona “buena”,
podemos decir que no es clasificable dependiendo de cuántos ceros tiene su
cuenta bancaria, sino de la calidad humana que se tenga hacia sí mismo y hacia
los otros.
Actualmente vivimos
en un modelo económico en el que se le
da más importancia al dinero y a lo que éste puede comprar, nos llenamos la
boca diciendo que somos buenas personas porque donamos para tal o cual institución
altruista; pero esto no es más que una influencia del mismo capitalismo en el
que vivimos y de las voces de aquellas personas que quieren sentirse mejor
consigo mismas creyendo que con el dinero pueden lograr todo el “bien”.

Algo que si
es cierto es que el dinero es un recurso que todos poseemos, ya sea en menor o
mayor cantidad que otros y, de una u otra manera, siempre tratamos de
utilizarlo para cubrir nuestras necesidades básicas tales como transporte,
vivienda, alimento, educación, etc. Pero de aquí surge un conflicto de
intereses y prioridades según nuestro estatus social, porque ¿hasta dónde las
cosas dejan de ser una necesidad para convertirse en un capricho? La humanidad,
como ser social buscará siempre satisfacer sus “necesidades” más libertinas y,
¿cuál es la mejor manera de cubrirlas? El dinero.
Fue Shakespeare
quien dijo en El timón de Atenas:
“¡Oro!, ¡oro maravilloso, brillante, precioso! […] Un poco de él puede volver lo blanco, negro; lo feo, hermoso; lo falso, verdadero […] ¿Por qué? Esto va arrancar de vuestro lado a vuestros sacerdotes y a vuestros sirvientes; este amarillo esclavo va a atar y desatar lazos sagrados".

Hoy en día
genera tanta codicia y envidia ver cómo alguien tiene más que nosotros que
puede llegar a existir el sentimiento de envidia y enojo, sin embargo no hay
que dejar de pensar en que al final el dinero, la cantidad de ceros que haya después
de un número en una cuenta bancaria, no determinan qué clase de persona somos
pues no hacemos más que crear una pantalla para los demás.
Coloquialmente
se dice que “El dinero posee la propiedad de comprarlo todo” pero… ¿hasta qué
punto es cierta esta afirmación?
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